Extracto tomado del libro de Alejandro
Jodorowski "La vía del tarot"
Si te das prisa me alcanzarás. Si frenas
te alcanzaré. Si andas tranquilamente te acompañaré. Si te pones a
girar danzaré contigo. Ya que nuestro encuentro es inevitable, ¡hazme
frente ahora mismo! Soy tu sombra interior, la que ríe detrás de la
ilusión que llamas realidad. Paciente como una araña, engastada como una
joya en cada uno de tus instantes, compartes tu vida conmigo; si te
niegas a ello no vivirás en la verdad. Ya puedes huir al otro extremo
del mundo, yo siempre estaré a tu lado. Desde que naciste, soy la madre
que no deja de darte a luz. ¡Alégrate entonces! Sólo cuando me concibes
la vida cobra sentido. El insensato que no me reconoce se aferra a las
cosas sin ver que todas me pertenecen. No hay ninguna que no lleve mi
sello. Permanente impermanencia, soy el secreto de los sabios: ellos
saben que sólo pueden avanzar por mi camino.
Los que me asimilan se vuelven
poderosos. Los que me niegan tratando en vano de huir de mi, pierden las
delicias de la efímero: son sin saber ser. Agonizan sin saber vivir.
Los niños no me imaginan. Si pudieran
hacerlo, dejarían de ser niños pues soy el final de la infancia. Quien
me encuentra en su camino se vuelve adulto: sabe que me pertenece.
Devoro sus dificultades, sus triunfos, sus fracasos, sus amores, sus
decepciones, sus placeres, sus dolores, sus padres, sus hijos, su
orgullo, sus ilusiones, su riqueza; lo devoro todo.
Mi voracidad no tiene límite, devoro
incluso a los dioses. Pero con el último, con el auténtico, una vez
disueltas las máscaras en mis entrañas, me rompo los dientes. En su
indescriptible misterio en su presencia ausente, en su ausencia
presente, me mato a mí misma…
Cuando la totalidad de la materia pasa
por mi garganta sin fondo y las cosas dejan de aparecer, me veo obligada
a esfumarme.
Gracias a mí, todo se convierte en polvo
y todo se hunde. Pero no pienso que sea una tragedia. Hago de la
destrucción un proceso de extremo esplendor. Espero que la vida se
manifieste hasta alcanzar su mayor belleza, y aparezco entonces para
eliminarla con la misma belleza. Cuando llega al límite de su
crecimiento, empiezo a destruirla con el mismo amor que se empleó en
construirla. ¡Qué alegría! ¡Qué alegría inconmensurable! Mi destrucción
permanente abre la vía a la creación constante. Si no hay fin, no hay
comienzo. Estoy al principio de la eternidad. Para obtenerla debes
aceptarme y debes combatirme al mismo tiempo, porque en el fondo no
existo, sólo existe la vida, es decir, el cambio. Si te entregas a la
transformación te conviertes en el amo del momento efímero porque lo
vives en su intensidad infinita. Por mí nace el deseo en los vientres,
en los sexos. El coito sirve para conquistar la eternidad. Si no
tuvieras cuerpo material yo no existiría. Cuando te conviertes en puro
espíritu desaparezco. Sin materia dejo de ser ¡Atrévete pues a depositar
tus huesos y tu carne en mis fauces! Para triunfar tienes que darme de
ti, todo aquello que en realidad siempre ha sido mío. Tus ideas, tus
sentimientos, tus deseos y tus necesidades, todo eso me pertenece. Si
quieres conservar algo por ínfimo que sea, tú que no eres nada ni posees
nada, lo perderás. Perderás la eternidad.
¡Sé fuerte! ¡Vive junto a mí! Quien
camina conmigo transforma a sus hijos, a sus amigos, su patria, su
mundo. Identificándote con tu consciencia me tendrás miedo. Sacrificando
tu consciencia, cediéndome la última de tus ilusiones –esa mirada que
todo lo quiere y cree ver sin ser nada-, me vencerás. Compréndelo: en mi
extrema negrura, soy el ojo de ese impensable que podrías llamar Dios.
También Soy Su voluntad. Gracias a mí, vuelves a Él. Soy la puerta
divina, quien entra en mi territorio es un sabio, y quien no puede
cruzar mi umbral conscientemente en un niño miedoso acorazado en sus
detritos. En mí hay que entrar puro: deshazte de todo, deshazte incluso
del desasimiento, aniquílate. Cuando desaparezcas aparecerá Dios.
¿Quieres fuerza? Aceptándome serás el
más valiente. ¡Dime qué quieres! Si te conviertes en mi amante te lo
daré. Cuando sientes que forma parte de tu cuerpo transformo la
concepción que tienes de ti mismo, te vuelvo muerto en vida y te
confieso la mirada pura de los muertos: dos agujeros sin sujeción por
los cuales sólo mira Dios. El instante es entonces terrible, todo se
transforma en espejo, y te ves en cada ser, en cada forma, en cada
proceso. Lo que llamas “la vida” se torna danza de ilusiones. No hay
diferencia entre la materia y el sueño.
No tiembles, no temas, ¡alégrate! La
vida, aunque irreal y efímera, revela su mayor belleza. Dándome tu
mirada comprenderás por fin que es un milagro estar vivo. Tu ser divino
es impersonal, no puedo devorarlo. Sólo engullo los egos. Todos tienen
sabores distintos a cada cual más fétido y amargo. Cuando se capta mi
omnipresencia, puede decirse que empieza la labor llamada iniciación.
Ésta dura hasta que comprensas que no soy de ti sino que soy tú.
No me gusta que se me encuentre antes de
hora. Deseo que se me llame en el momento preciso en que se entiende
quién soy. Si se me precipita en el suicidio, no aporto sabiduría, pues
se me disfraza de vulgar destrucción. No soy una desgracia absurda,
tengo un significado profundo, soy la gran iniciadora, la maestra
impalpable oculta bajo la materia. Cuando se me solicita de manera
insensata, me enfurezco, se me hace actuar contra mi voluntad. Sólo los
que llegan a mí con plena consciencia me proporciona el gozo supremo.
Pero la mayoría de los seres ignorantes llegan a mí a través de la
guerra, el crimen, el vicio, la enfermedad, las catástrofes. Raros son
los que alcanzan ese estado de consciencia pura en el que me convierto
en el apogeo de la realización. Ésos siempre me reconocen, mientras que a
los demás los sorprendo. El que se resigna comprende y acepta ser mi
presa, vive con facilidad, libertad y alegría, confiado frente a las
agresiones, sin pesadillas, realizando sus deseos: perdiendo la
esperanza, se pierde también el miedo.
No me tiendas las manos pues la pudriría
inmediatamente. Ofréceme tu consciencia. ¡Desaparécete en mí para ser
por fin la totalidad!