Hoy me voy a ir con el viento,
caída tras caída en el tiempo de la dualidad,
estallo al despertar fuera del tiempo,
grito al destrozar lo que una vez fue realidad.
Hoy me voy a ir lento como la lava del volcán,
quemado dejo hecho piedra a tu corazón,
atraigo la vacuidad como un imán,
ardiendo dejo hecha piedra a toda mi pasión.
Siento que me esfumo por la eternidad,
ni vivo ni muerto, no tengo edad,
todo es uno en la interconectividad,
nacer es morir, morir es nacer una vez más.
Gritos aullados se ahogan en mi ser,
mientras existo en la mente del zen,
siento los ríos de sangre en mi correr,
solo soy el dolor que vi nacer.
Siento que me esfumo por la inmensidad,
ni vivo ni muerto, no tengo edad,
todo es uno en la interconectividad,
nacer es morir, morir es nacer una vez más.
etz’nab’ik
1 comentario:
La templanza resulta ser un valor imprescindible de quien, como humano, comete errores de manera casual o impetuosamente con dolo.
La vergüenza es como una capa que esconde la visibilidad de nuestras almas al mundo, por lo tanto, impide la plenitud de nuestros actos.
La venganza contra uno mismo, llamado a veces arrepentimiento, trae consigo más errores que ventajas. Para mi, por más errada que sea una decisión o acto, lo que queda para el alma no es arrepentimiento sino conciencia: sentir, pensar y hacer. No basta con solo sentirse mal, hay que aprender y actuar.
La catarsis de las pasiones en las letras, permite al espíritu poder llorar, reír, gritar. Por eso, entre otras cosas, escribo.
Saludos
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