lunes, 30 de noviembre de 2009

Juego

El reto de Krishna a Arjuna

JUEGO

La dimensión de juego tiene que ser aplicada a toda tu vida. Hagas lo que hagas, permanece en esa actividad tan totalmente que el fin se vuelva irrelevante. El fin vendrá, tiene que venir, pero no está en tu mente. Estás jugando, estás disfrutando.
Esto es lo que Krishna quiere decir —durante el Mahabarata, la gran guerra relatada en el Gita— cuando dice a su discípulo que deje el futuro en manos de lo divino: «El resultado de tu actividad está en manos de lo divino, simplemente actúa». Este «hacer simple» se convierte en un juego.
Esto es lo que a Arjuna le resulta difícil de entender, porque dice que si sólo es un juego, ¿por qué matar? ¿Por qué luchar? Pero toda la vida de Krishna no es más que un juego; no podrías encontrar en ninguna parte a un hombre tan poco serio. Toda su vida es sólo un juego, una obra, un drama. Disfruta de todo pero no se lo toma en serio. Lo disfruta intensamente pero no se preocupa del resultado. Lo que ocurra es irrelevante.
A Arjuna le resulta difícil comprender a Krishna porque Arjuna calcula, piensa en término de los resultados. Al principio del Gita dice: «Todo esto parece tan absurdo. En ambos lados mis amigos y mis parientes esperan dispuestos a luchar. Gane quien gane será una pérdida, porque mi familia, mis parientes y mis amigos serán destruidos. Aunque gane, no valdrá de nada porque, ¿a quién voy a mostrar mi victoria? Las victorias son significativas por todos los amigos, parientes, familiares que las disfrutan. Pero no quedará nadie, la victoria será sobre cadáveres. ¿Quién la valorará? ¿Quién dirá: 'Arjuna, has hecho algo importante'? Por tanto, ganar o perder me parece absurdo. Todo esto es un sinsentido». Quería renunciar a luchar. Era mortalmente serio y cualquiera que calcule también lo será.
El entorno del Gita es único. La guerra es el asunto más serio. No puedes jugar con ella porque están implicadas muchas vidas; no puedes jugar. Y Krihsna insiste en que incluso allí tienes que estar dispuesto a jugar. No pienses en lo que va a pasar al final, simplemente permanece en el aquí y ahora. Simplemente sé un guerrero, jugando. No te preocupes por el resultado porque el resultado está en manos de lo divino.
Y la cuestión no es ni siquiera si el resultado está en manos de lo divino o no; la cuestión es que no debería estar en tus manos, no debería depender de ti. Si depende de ti, tu vida no puede ser meditativa.

Tu mente sigue jugando infinitamente: todo lo que ocurre no es más que un sueño en una habitación vacía. Durante la meditación, uno tiene que observar la mente jugar, como niños que juegan y saltan porque les sobra energía; eso es todo. Los pensamientos saltan, juegan, sólo es un juego; no te los tomes en serio. Si tienes un mal pensamiento, no te sientas culpable. O si tienes un gran pensamiento, un pensamiento muy bueno —que quieres servir a la humanidad y transformar todo el mundo, y que quieres traer el cielo a la tierra— no dejes que hinche mucho tu ego, no sientas que te has vuelto muy grande. No son más que juegos de la mente, que a veces sube y otras baja. Lo que ocurre es que rebosa energía, tomando muchas formas diferentes.

Osho – Juego de la Transformación

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